martes, 7 de octubre de 2014

Cuento [referente Funes el memorioso]

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"Contar el cuento de Funes el momorioso sin que sea Funes de manera textual "

La historia de mi abuelo se hace interesante en la indagación de sus últimos años de juventud en los cuales culminó su vida. Quienes lo recuerdan le hicieron alusión al título de la mención nítida, a la excepcional capacidad humana de registrar lo que aprendía en su cerebro y nunca escapársele nada. Siempre fue una rareza conocida en su pueblo. Podía responder con exactitud las distintas fórmulas de física básica, evocar todos los nombres de las distintas personas del pueblo  y decir la hora y la fecha sin nunca equivocarse.

Su cambio de estilo de vida empezó por un golpe que recibió en su cabeza cuando se encontraba en las escaleras tratando de buscarle arreglo a las goteras del tejado. Tan tieso como un vegetal quedó el cuerpo de mi abuelo, pues ni siquiera un dedo podía mover después de recobrar la conciencia de tan terrible calamidad. Desde ese momento se dice que no se le volvió a ver excepto por las personas cercanas a él que le visitaban.

Para él, quien veía distinto aquella situación, era una pequeña cuota a pagar a tan fascinantes capacidades que desde ese momento había adquirido. Podía tener las imágenes más claras en su cabeza de todas las personas  que había visto a lo largo de su vida: sus rasgos, su forma de hablar, lo que hablaron y cómo iban vestidas. Podía  aprender distintos idiomas a una rapidez sobrehumana y decir todas las palabras que se había aprendido con las diferentes traducciones a su lengua. Era como si su don, por la cual lo conocían como la rareza del pueblo, se había multiplicado cien veces.

Quienes le retaban eran personas de diversos estudios especializados quienes le entregaban libros de mucha complejidad y que en dos días iban  a reclamárselo haciéndole preguntas, las cuales podía responder de manera textual  en el orden de párrafo y la enumeración de la página.

Hasta cuando se sentía desocupado, solía cambiarle el nombre a las cosas hasta siete veces y luego recontarlos con todos sus nombres. Era fantástica la forma en que mi abuelo podría ser poseedor de todos los conceptos e imágenes que la humanidad había creado y guardárselos sin nunca olvidarlos. Las últimas veces que se vio a mi abuelo siempre estaba en la misma condición.

Mi abuelo murió de un derrame cerebral al cabo de unos años de aquel accidente.


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